EL ARTE DE LA LITERATURA
Muchas veces al decir arte lo primero
que viene a nuestra mente es el teatro, la danza o la música. Sin embargo, la
literatura, sabiendo apreciar, es una gran demostración de arte, de creatividad
y talento. Poder transportar al lector a diferentes lugares, situaciones…
planteadas en un libro definitivamente es arte.
En el Ecuador han existido y existen
destacados escritores, ejemplo de esto es el
grupo de Guayaquil fundado en 1930 por Demetrio Aguilera Malta y Joaquín
Gallegos Lara. Este grupo estaba
enfocado en la vida del montubio, el indio y el obrero ecuatoriano. Esto se ve
reflejado en obras como: “La Tigra”, “Cruces sobre el agua”, y el libro de
cuentos “Los que se van”.
Entre los integrantes de este grupo
de realistas se encontraban los siguientes novelistas y escritores: José de la
Cuadra, Enrique Gil Gilbert, Joaquín Gallegos Lara, Demetrio Aguilera Malta,
Alfredo Pareja Diez Canseco.
Fuente: http://jessicarpioar.blogspot.com/2010/10/el-grupo-de-guayaquil-y-su-compromiso.html |
El
grupo de Guayaquil no tuvo entre sus integrantes ninguna mujer. Sin embargo,
escritoras ecuatorianas han destacado dentro de la historia literaria de
nuestro país, es el caso de Dolores Veintemilla de Galindo, nacida en Quito el 12 de Julio de 1829. Quien
en su corta vida fue creadora de inspiradores poemas y trabajos literarios, el
poema por el que más se la conoce es “Quejas”. Tras el fracaso de su matrimonio
con el doctor colombiano Sixto Galindo, Dolores Veintemilla decide quitarse la
vida el 23 de Mayo de 1857, en la ciudad de
Cuenca.
http://lisetteizurieta.blogspot.com/2012/08/vida-y-obra-de-dolores-veintimilla.html |
QUEJAS
Este
poema resuma la vida de una mujer que sufre al lado de su esposo. Veintemilla
intenta en esta obra expresar cómo el enamoramiento puede ser tan engañoso y
cómo la vida es pareja puede dar un giro de 180 grados dentro de la
convivencia.
¡Y amarle
pude!... al sol de la existencia se abría apenas soñadora el alma... Perdió mi
pobre corazón su calma desde el fatal instante en que le halle. Sus palabras
sonaron en mi oído como música blanda y deliciosa; subió a mi rostro el tinte
de la rosa; como la hoja en el árbol vacilé.
Su imagen en
el sueño me acosaba siempre halagüeña, siempre enamorada; mil veces
sorprendiste, madre amada, en mi boca un suspiro abrasador. Y era él quien lo
arrancaba de mi pecho él, la fascinación de mis sentidos; él, ideal de mis
sueños más queridos; él, mí primero, mi ferviente amor.
Sin él, para
mí, el campo placentero en vez de flores me obsequiaba abrojos sin él eran
sombríos a mis ojos del sol los rayos en el mes de abril. Vivía de su vida
aprisionada; era el centro de mi alma el amor suyo, era mi aspiración, era mi orgullo...
¿Por qué tan presto me olvidaba el vil?
No es mío ya
su amor que a otra prefiere sus caricias son frías como el hielo. Es mentira su
fe, finge desvelo... Más no me engañará con su ficción. ¡Y amarle pude
delirante, loca! ¡No! mi altivez no sufre su maltrato; y si a olvidar no
alcanzas al ingrato ¡te arrancaré del pecho, corazón!
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