martes, 22 de enero de 2013

Arte Litarario


EL ARTE DE LA LITERATURA

Muchas veces al decir arte lo primero que viene a nuestra mente es el teatro, la danza o la música. Sin embargo, la literatura, sabiendo apreciar, es una gran demostración de arte, de creatividad y talento. Poder transportar al lector a diferentes lugares, situaciones… planteadas en un libro definitivamente es arte.
En el Ecuador han existido y existen destacados escritores, ejemplo de esto es el  grupo de Guayaquil fundado en 1930 por Demetrio Aguilera Malta y Joaquín Gallegos Lara. Este grupo  estaba enfocado en la vida del montubio, el indio y el obrero ecuatoriano. Esto se ve reflejado en obras como: “La Tigra”, “Cruces sobre el agua”, y el libro de cuentos “Los que se van”.
Entre los integrantes de este grupo de realistas se encontraban los siguientes novelistas y escritores: José de la Cuadra, Enrique Gil Gilbert, Joaquín Gallegos Lara, Demetrio Aguilera Malta, Alfredo Pareja Diez Canseco.

Fuente: http://jessicarpioar.blogspot.com/2010/10/el-grupo-de-guayaquil-y-su-compromiso.html
El grupo de Guayaquil no tuvo entre sus integrantes ninguna mujer. Sin embargo, escritoras ecuatorianas han destacado dentro de la historia literaria de nuestro país, es el caso de Dolores Veintemilla de Galindo,  nacida en Quito el 12 de Julio de 1829. Quien en su corta vida fue creadora de inspiradores poemas y trabajos literarios, el poema por el que más se la conoce es “Quejas”. Tras el fracaso de su matrimonio con el doctor colombiano Sixto Galindo, Dolores Veintemilla decide quitarse la vida el 23 de Mayo de 1857, en la ciudad de  Cuenca.

http://lisetteizurieta.blogspot.com/2012/08/vida-y-obra-de-dolores-veintimilla.html

QUEJAS
Este poema resuma la vida de una mujer que sufre al lado de su esposo. Veintemilla intenta en esta obra expresar cómo el enamoramiento puede ser tan engañoso y cómo la vida es pareja puede dar un giro de 180 grados dentro de la convivencia.
¡Y amarle pude!... al sol de la existencia se abría apenas soñadora el alma... Perdió mi pobre corazón su calma desde el fatal instante en que le halle. Sus palabras sonaron en mi oído como música blanda y deliciosa; subió a mi rostro el tinte de la rosa; como la hoja en el árbol vacilé.
Su imagen en el sueño me acosaba siempre halagüeña, siempre enamorada; mil veces sorprendiste, madre amada, en mi boca un suspiro abrasador. Y era él quien lo arrancaba de mi pecho él, la fascinación de mis sentidos; él, ideal de mis sueños más queridos; él, mí primero, mi ferviente amor.
Sin él, para mí, el campo placentero en vez de flores me obsequiaba abrojos sin él eran sombríos a mis ojos del sol los rayos en el mes de abril. Vivía de su vida aprisionada; era el centro de mi alma el amor suyo, era mi aspiración, era mi orgullo... ¿Por qué tan presto me olvidaba el vil?
No es mío ya su amor que a otra prefiere sus caricias son frías como el hielo. Es mentira su fe, finge desvelo... Más no me engañará con su ficción. ¡Y amarle pude delirante, loca! ¡No! mi altivez no sufre su maltrato; y si a olvidar no alcanzas al ingrato ¡te arrancaré del pecho, corazón!

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